La pregunta la hemos hecho una y otra vez, en reuniones, en talleres, en conversaciones con líderes y ciudadanos del Oriente Antioqueño:
¿Usted se siente seguro dejando que su hijo o su madre cruce solo la calle?
La mayoría se queda en silencio unos segundos. Algunos bajan la mirada. Otros contestan rápido: “no, la verdad no”. Y es que no es solo una pregunta técnica. Es una pregunta humana. Es una pregunta sobre confianza, cuidado y dignidad.
Las cebras: esos cruces peatonales que vemos en cada pueblo no son apenas líneas pintadas. Son promesas.
Promesas de que todos, sin importar su edad o capacidad, puedan moverse con tranquilidad. Que un niño pueda ir solo a la escuela. Que una abuela pueda cruzar a visitar a su vecina. Que un joven en muletas pueda llegar a la biblioteca sin tener que correr por miedo a los carros.
Pero esa promesa solo se cumple cuando la cebra está viva: bien ubicada, visible, respetada. Cuando está acompañada de señalización, urbanismo táctico, cultura ciudadana y voluntad para cuidar al otro. Cuando el conductor sabe que al detenerse, no solo cumple una norma: protege una vida.
Desde Menttu creemos que eso es movilidad: una red de confianza tejida entre infraestructura, cultura y humanidad. Por eso nuestro propósito es claro: inspirar y transformar la movilidad de los territorios. Y lo iniciamos en dos lugares que han creído en el cambio: El Peñol y Granada, Antioquia.
Allí, a través de cruces más seguros, pedagogía comunitaria y el rediseño del espacio público, hemos empezado a caminar hacia una movilidad pensada desde las personas. No desde los vehículos. Desde las historias. No desde los planos.
Porque cuando alguien puede cruzar tranquilo, también cruza con dignidad.
¿Te gustaría hacer parte de ese cambio? Y todos podemos hacer parte de ese cambio:
Frenar para que alguien cruce.
Cruzar por donde se debe.
Mira con respeto.
Educa con el ejemplo.
Y entender que la movilidad también se transforma cuando dejamos de correr… y empezamos a cuidar.